El presidente interino de Siria, Ahmed el Sharaa, hizo un llamamiento a la unidad en el país, mientras la violencia y los asesinatos de represalia continuaban el domingo en zonas leales al derrocado exlíder Bashar al Assad.
Cientos de personas han huido de sus hogares en las provincias costeras de Latakia y Tartus, consideradas bastiones del expresidente.
Los residentes locales han descrito escenas de saqueos y asesinatos en masa, incluso de niños.
En Hai Al Kusour, un barrio predominantemente alauita de la ciudad costera de Baniyas, los residentes describen calles llenas de cuerpos dispersos, amontonados y cubiertos de sangre. Hombres de diferentes edades fueron asesinados a tiros allí, según testigos.
Los alauitas, grupo al que pertence la familia de al Assad, son una rama del Islam chiita y representan alrededor del 10% de la población de Siria, que es mayoritariamente musulmana sunita.